EL COMERCIO:

“A mí me pegaron y no me ha pasado nada. A nadie le hace daño un golpe para corregirlo”. “La chancleta con la que me pegaba mi mamá funcionó”. “Los niños de ahora son incontrolables y hace falta mano dura”. Esos son algunos comentarios que se escuchan y se leen en estos días, en el debate generado sobre el uso del castigo físico para disciplinar a niños y adolescentes.

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